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CUADERNO 4
Nazarena Navarro
"El silencio tiene su razón de ser como parte del sonido y el ruido. Lo uno le da sentido a lo otro, como lo malo se lo da a lo bueno. Sin la existencia del silencio la música sería un estado acústico perpetuo en el que las vibraciones se producirían sin descanso, un flujo de ondas que terminaría por pasar desapercibido o convertirse en un infierno sonoro. La creencia popular afirma que el sonido está formado por ondas, y el silencio por la ausencia de éstas. Sin embargo, aunque es fácil crear una situación donde exista el sonido de manera patente, no ocurre lo mismo con el silencio. Ni estando en una habitación aislada, ni conteniendo la respiración se puede evitar que siempre haya algún sonido: el latido del corazón o el murmullo del río en la lejanía, pero siempre algo."
JOHN CAGE
Se me hizo imposible grabar el silencio. Más allá del ruido de los pájaros y del fuego, que por la situación en la que me encuentro se me hacen inevitables ambos, como bien dice John Cage, no es fácil crear una situación de completo silencio. Se podría decir que el silencio es inexistente.
Los sonidos que realiza el público son ruidos siempre. Esta obra, 4´33, está compuesta por tres movimientos marcados en la partitura como "Tacet", es decir, silencio. El intérprete lo único que tiene que hacer es permanecer en silencio durante esos cuatro minutos y treinta y tres segundos, dejando al espectador a la escucha de todos los ruidos de la sala.
"La experiencia sonora que prefiero sobre todas las otras es la experiencia del silencio." dice Cage en el documental Écoute, y creo que eso fue lo quizo que el público experimentara.
4´33. John Cage